Hoy, un año más, la diada vuelve a estar secuestrada.
Hoy, un año más, el sector nacionalista de Cataluña con apoyo de la Generalitat ha secuestrado la fiesta autonómica de todos los catalanes.
El Gobierno de Cataluña, así como su entramado de asociaciones supuestamente culturales, sostiene en su ficticio relato que el 11 de septiembre de 1714 marca la derrota de una Cataluña políticamente independiente por una España totalitaria.
Así, sin ir más lejos, la Generalitat apunta en su web que la “Diada Nacional de Catalunya” recuerda la derrota y la pérdida de libertades y que, por lo tanto, es una jornada de reivindicación de la resistencia catalana frente a la opresión española.
¿Qué hay de cierto en esto? NADA. Cataluña, que jamás fue independiente, fue una región que se vio envuelta, como el resto de España, en un conflicto de guerra civil por un problema de sucesión al trono al quedar este vacante tras la muerte de Carlos II. El Borbón Felipe V y el Archiduque Carlos se convirtieron en los aspirantes a ocuparlo, quedando España dividida en austracistas y felipistas.
Pero es que, además, figuras del bando perdedor, como Rafael Casanova, alentaban la lucha contra los felipistas para el mantenimiento de la libertad de España, no de Cataluña.
Más allá de todo esto, la mentira más evidente que mantiene el separatismo es que el 11 de septiembre conmemora el inicio de una etapa de pérdida de libertades y la implantación del Decreto de Nueva Planta. Vamos a ver… ¿acaso en 1714 había sociedades libres y democráticas en Europa? ¿Cómo va a ser así si tanto la corona de Aragón como la de Castilla eran sociedades feudales con sus señores y sus vasallos?
La Generalitat nos ha estado engañando y por este motivo hay una buena parte de los catalanes que no nos sentimos partícipes de esta festividad.
Els catalans constitucionalistes creiem que és imprescindible que hi hagi una festa que no estigui segrestada, que sigui de tots i per a tots els catalans. Ja està bé que es malbarati els nostres diners en actes independentistes contraris la convivència, manipulen i divideixen.
És imprescindible que trobem una jornada que representi el que volem per a la nostra terra; és a dir, una diada inclusiva, plural, alegre i acollidora on ens donem junts la mà. Per què Sant Jordi no pot ser la diada de tothom?
Prou a les diades segrestades!