Leyendo Soldados de Salamina durante los días de confinamiento he encontrado varias frases muy oportunas para describir la situación actual y, concretamente, la situación de los sanitarios españoles. Todas ellas son pronunciadas por Miralles, un veterano que dice conocer a demasiados héroes. Y, por desgracia, en España ya empezamos a conocer cada vez más héroes.
“En la paz no hay héroes”. No sé si Miralles consideraría una guerra lo que estamos viviendo o, como mínimo, no como la que vivió él pero, verdaderamente, se está tratando como tal. Y es una guerra sin precedentes, para la mayoría la primera que vivimos. Ha conseguido paralizarlo absolutamente todo: calles, pueblos, ciudades… Bueno, todo excepto los hospitales. Ahí la actividad es más frenética que nunca. Es ahí donde se está librando la verdadera batalla, el campo de guerra, donde se encuentra el enemigo pero también donde se encuentran nuestros soldados. Unos soldados desprotegidos que han encontrado en bolsas de basura su mejor escudo y en los aplausos arengadores su mayor apoyo. Soldados para los que se ha decidido, desde no sé qué despacho, no hacerles pruebas (no vaya a ser que nos quedemos sin test) y si tienen algún síntoma, mandarlos siete días para casa. Después se deduce que ya están inmunizados y se les protege con una simple mascarilla quirúrgica sin saber si han superado o no el virus.
“Los héroes solo son héroes cuando mueren”. Y en España, ya tenemos demasiados porque tristemente somos el país con más sanitarios fallecidos. Y continuaremos siendo los líderes si no empezamos a tomar consciencia y proteger a todo nuestro personal sanitario. Ellos no saldrán en ningún medio de comunicación ni harán ninguna rueda de prensa para pedirlo; no porque no sean conscientes del riesgo que están tomando o porque su vida no esté en peligro sino porque simplemente son unos kamikazes. Unos kamikazes con un único objetivo: continuar salvando vidas, las de los demás, sin importarles la suya. Por eso, espero que tras la crisis tomemos todos nota y cuando haya pasado no nos olvidemos de por qué salimos a aplaudir cada día. Que estos héroes sean el motor del cambio para mejorar todos los fallos del sistema y concienciarnos de la importancia de tener a nuestro personal sanitario protegido.
No decidí ser médico para convertirme en ningún héroe sino para salvar vidas. Por eso, espero que cada día haya menos héroes y más sanitarios protegidos como se merecen.
Álvaro Buñuel